Segundos
Por: Jean Arthur Rimbaud
Nuestros glúteos no son iguales a sus glúteos,
he visto a gente con cuernos, detrás de los vallados,
y a niños, cuando juegan libremente en el baño,
los planos y las huellas que ofrecen nuestros culos.
Más firmes, aunque a veces, con un dolor blancuzco,
y distintos niveles que entolda el emparrado
de los pelos. En ellas, sólo florece el raso
por su raja embrujada, raso largo y profuso.
Con una maestría que embriaga y maravilla
que sólo vi en los ángeles de las pinturas sacras
simulan un carrillo donde anida una risa.
¿Estar, así, desnudos, encontrar gozo y calma,
con la frente inclinada hacia su oronda dicha
y libres, los dos juntos, susurran una lágrima?
1 Comments:
Rimbaud, siempre. Gracias.
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