Monday, August 29, 2005

Ya vagué por las calles bulliciosas

Por: Alekxandr Serguéievich Pushkin

Cementerio 08 - Foto: Tenebris

Ya vague por las calles bulliciosas,
ya penetre en el templo populoso,
ya me rodeen alocados jóvenes,
en mis ensueños sigo estando absorto.

Me digo: pasarán raudos los años
y por muchos que aquí nos encontremos,
todos iremos a la eterna fosa
y para alguno ya llegó su tiempo.

Cuando contemplo el roble solitario,
este patriarca de los bosques -pienso-
sobrevivió al cruel siglo de mis padres
y sobrevivirá a este siglo nuestro.

Cuando acaricio a una tierna criatura
pienso que es hora ya de despedirme:
te cedo el puesto, florecer te toca,
y para mí ya es hora de pudrirme.

Cada día que pasa, cada hora,
me he acostumbrado a ejercitar la mente,
e intento adivinar cuál de entre ellos
será el aniversario de mi muerte.

Y ¿dónde me enviará la muerte el Hado?
¿En la guerra, en el mar, como viajero?
¿O si acaso será el valle vecino
el que reciba mis helados restos?

Y aunque para mi cuerpo inanimado
dónde se descomponga igual le sea,
yo, más cercano a mi solar querido,
de ser posible, reposar quisiera.

Y que a la entrada misma de mi tumba
una juvenil vida jugar pueda,
y que Naturaleza indiferente
con su eterna hermosura resplandezca.


Subjuntivo

Por: Hilario Barrero

El viejo profesor

Y tener que explicar de nuevo el subjuntivo,
acechante la tiza de la noche del encerado en luto,
ahora que ellos entregan sus cuerpos a la hoguera
cuando lo que desean es sentir el mordisco
que tatúa con rosas coaguladas sus cuellos ofrecidos
y olvidarse del viejo profesor que les roba
su tiempo inútilmente.
Mientras copian los signos del lenguaje,
emotion, doubt, volition, fear, joy...,
y usando el subjuntivo de mi lengua de humo
mi deseo es que tengan un amor como el nuestro,
pero sé que no escuchan la frase
que les pongo para ilustrar su duda
ansiosos como están de usar indicativo.
Este será su más feliz verano
el que recordarán mañana
cuando la soledad y la rutina
les hayan destrozado su belleza,
la rosa sin perfume, los cuerpos asaltados,
ajadas las espinas de sus labios.
Pero hoy tienen prisa, como la tuve yo,
por salir a la noche, por disfrutar la vida,
por conocer el rostro de la muerte.


Tedio de vasallos

Por: Raúl Rivero

Represión - Pintura: Alvaro Vargas

Los tiranos intensos
son los breves
los fugaces.
Esos si son tiranos interesantes
fundadores de la inquietud.
No asi estos tipos eternos y aburridos
toda la vida en el poder
tanto tiempo que uno termina por quererlos
que uno termina muerto de amor por ellos.
Que
Que uno
Que uno termina
Que uno termina muerto


El día que me muera

Por: Ángela Figuera Aymerich

Three amigos - Foto: Brite Lights

El día que me muera
no quiero el llanto al uso ni las flores
cortadas al efecto ni los cirios
de lento gotear en los sufragios.
No quiero el luto inútil de las ropas
ni las miradas tristes ni el silencio
ni el ramo de laurel correspondiente.
No quiero que la vida se detenga
cual si algo extraño hubiera sucedido
y el mundo ya no fuera como antes.

El día que me muera
quiero que todo viva y continúe:
que broten flores en los mismos sitios,
que corra el agua por la misma acequia,
que los amantes trencen sus abrazos,
que nazca un niño en el portal de enfrente,
que mi vecino vaya a la oficina,
que los obreros entren en la fábrica,
que salgan a la mar los pescadores,
que las mujeres vuelvan de la compra
con un ramo de acelgas en los brazos;
que el labrador entierre su semilla
cuando amanezca el sol y el estudiante
cierre sus libros cuando el sol se ponga;
que se oigan las sirenas de los buques,
los golpes de los martillos,los motores,
las voces de los niños en el patio,
los ruidos de la calle, los jilgueros.

y quiero que, a la hora de costumbre,
los míos se reúnan en la mesa,
partan el pan y cambien la sonrisa.

Que mis amigos beban unos chatos
y escriban un poema por la noche.




* Con mi agradecimiento a Anónima fi que me hizo llegar este poema de la poetisa bilbaina Ángela Figuera Aymerich


Gajes del oficio

Por: Ángel González

maletas y bultos

Era un hombre que, por su profesión,
cuando cometia errores eran siempre de bulto.
Me estoy refiriendo a un maletero
o porteur, eso depende
de la situación del sujeto respecto
a la cordillera pirenaica
quien, atendiendo por uno u otro nombre,
acababa deslomado cada día
de tanto descargar y cargar trenes.

Yo también cometo errores de bulto:
voy a abrazar tu cuerpo y me abraso en el aire,
voy a pedir tequila y pronuncio te quiero,
voy a aspirar la brisa y estás en mi garganta.

Así acabo descorazonado cada noche
de tanto acarrear mi amor por todas partes:
un amor que no sé dónde dejar
cuando llega la tarde y tú no estás conmigo.


A la inmensa mayoría

Por: Blas De Otero



Aquí tenéis, en canto y alma, al hombre
aquel que amó, vivió, murió por dentro
y un buen día bajó a la calle: entonces
comprendió: y rompió todos sus versos.

Así es, así fue. Salió una noche
echando espuma por los ojos, ebrio
de amor, huyendo sin saber adónde:
adonde el aire no apestase a muerto.

Tiendas de paz, brizados pabellones,
eran sus brazos, como llama al viento;
olas de sangre contra el pecho, enormes
olas de odio, ved, por todo el cuerpo.

¡Aquí! ¡Llegad! ¡Ay! Angeles atroces
en vuelo horizontal cruzan el cielo;
horribles peces de metal recorren
las espaldas del mar, de puerto a puerto.

Yo doy todos mis versos por un
hombre en paz. Aquí tenéis, en carne y hueso,
mi última voluntad. Bilbao, a once
de abril, cincuenta y tantos.


Foto de estudio

Por: Raúl Rivero



Destrozado el amor, hielo en los besos
un púdico ciclón estacionario
en la cama, el baño, los armarios
las palabras contadas una a una
y los gestos fantasmas desterrados
yo seguía queriéndote en la foto.

Nada más que en la foto te quería
porque mirabas lejos y en silencio
a un sitio que acordamos previamente
por piedad con nuestras soledades.

Allí nos reencontramos desahuciados
y empezamos a hacer esta otra historia
que termina como termina todo
aunque esta vez algún amor se queda
invisible y en vano en tu retrato.



Recado

Por: Raúl Rivero



No le digas, Ciudad, que he vuelto a verla
y vine a renacer en su perfume
a dormir bajo las arboledas
corruptibles y puras de su carne.

No le digas, Ciudad, que aquí he llorado
en lo que fue jardín y campanario
ni que mordí el sabor de sus palabras
con los dientes extraños de una llave.

Que no sepa por ti que sufro y tengo
pronósticos de nuevos sufrimientos
que puedo estar alegre y que este verso
es la única forma de llamarla.

No la saques, Ciudad, de ese camino
donde la tiene retenida el sueño
ni le digas que callo y estoy triste
y puedo estar alegre al mismo tiempo.
No le digas, Ciudad, que vine a verla.


El Mundo

Por: Cesar Cortijo



Lamento reconocer que el mundo
No cabe en mi mente, que ello me iguala
Con el cadáver demasiado muerto,
Con los cristales bien rotos.
No pueden comprender más,
No pueden recuperarse al menos en ese plano.
Pero tampoco es lo que quiso Hitler,
Ni la ONU. En las fronteras, en las plazas,
En el exterior de sus cortes yacía siempre la alegría
- nada bufa - bajo las acacias, el gentío
yendo y viniendo con sus compras y mercaderías.
Salazones e inocencia de las imitaciones polinesias,
Luego había bailes y elegías tras las botas
Militares de ocupación.
Yo comprendo todo eso, que el salón
Se ha quedado pequeño, que ningún cañón
Pudo detener desde Buitrago el avance de Napoleón
Y que prevalece la alegría después de las muertes.
La risa para satisfacer al paranoico
En una plaza circular donde burlar al toro
Como un Cantinflas más.
Poco importa el porvenir: volverá
A ser metálico o plástico o de algún otro material
Más poderoso. Los estudios se centran
En poner al mundo explicaciones o remedios
Sofisticados suplantándole. Son hechos consumados,
El placer al dolor compensa bien y yo
Que atravesaba océanos haciendo el amor contigo
He hollado sobre el arnés del deseo
Todas las geografías que sugieres.
Estas agujas indolentes tienen que escribir,
Tienen que escribir acerca de la arena, acerca del amor,
Dentro del mundo, dentro del mundo, nunca fuera como un inglés.
Salgo al medio de Chinchón, todas las cornetas,
Todos los balcones esperan que yo caiga corneado
Por la fiera para satisfacción de los anglosajones,
Oh ellos solo buscan satisfacción y tan prácticos la obtienen.
Así vestido del siglo dieciocho
Salgo del sueño menos heroico
Para ver que el mundo se apacigua cuando hablan
Nuestras madres poniéndose de acuerdo
En las cosas simples, de organización,
Como diciendo basta de nervios, dejad el anís.
Ellas se entenderían más allá del catecismo.
Resulta sencillo dejarse llevar por sus palabras
Que aumentan el mundo a niveles parecidos a 1931,
Mejoran los sentidos, agrandan los pasillos,
Vacíos por fin de sables, de bahúles pesados
Que, como por arte de magia, han desaparecido.
Y como si ellas tuvieran la llave del mundo
En su hablar que hipnotiza, todo ahora se comprende
Y se disculpa el cinismo - moi non plus.
El amor, los buenos sentimientos todo lo inundan
Incluso al muerto, comprensivo ante cualquier cambio,
Cualquier modificación en las ciudades
Gracias a la tranquilidad de los aromas abnegados.
Claudica ahora el deseo de dominar nada
Y el cachondeo cubre las transformaciones un poco antes de dormir.




Vaya desde este Gargantuario mi más sincero agradecimiento al poeta Cesar Cortijo por el envío de este magnífico Mundo perteneciente al libro inédito LA REINA OSCURIDAD.


Al mosquito de la trompetilla

Por: Francisco De Quevedo



Ministril de las ronchas y picadas,
mosquito postillón, mosca barbero,
hecho me tienes el testuz harnero,
y deshecha la cara a manotadas.

Trompetilla, que toca a bofetadas,
que vienes con rejón contra mi cuero,
Cupido pulga, chinche trompetero,
que vuelas comezones amoladas.

¿por qué me avisas, si picarme quieres?
Que pues que das dolor a los que cantas,
de casta y condición de potras eres.

Tu vuelas y tú picas y tú espantas,
y aprendes del cuidado y las mujeres
a malquistar el sueño con las mantas.


Saturday, August 27, 2005

El olvido

Por: Vicente Aleixandre



No es tu final como una copa vana
que hay que apurar. Arroja el casco, y muere.

Por eso lentamente levantas en tu mano
un brillo o su mención, y arden tus dedos,
como una nieve súbita.
Está y no estuvo, pero estuvo y calla.
El frío quema y en tus ojos nace
su memoria. Recordar es obsceno,
peor: es triste. Olvidar es morir.

Con dignidad murió. Su sombra cruza.


Au bord du quai

Por: Émile Verhaeren



La mer! la mer!

La mer tragique et incertaine,
Où j'ai traîné toutes mes peines!

Despuis des ans, elle m'est celle,
Par qui je vis et je respire,
Si bellement, qu'elle ensorcelle
Toute mon âme, avec son rire
Et sa colère et ses sanglots de flots;
Dites, pourrais-je un jour,
En ce port calme, au fond d'un bourg,
Quoique dispos et clair,
Me paser d'elle?

La mer! la mer!

Elle est le rêve et le frisson
Dont j'ai senti vivre mon front.
Elle est l'orgueil qui fit ma tête
Ferme et haute, dans la tempête.
Ma peau, mes mains et mes cheveux
Sentent la mer
Et sa couleur est dans mes yeux;
Et c'est le flux et le jusant
Qui sont le rythme de mon sang.




¡La mar!
Cuantas sensaciones despierta tan minimalista palabra en quienes vivimos al albor de esas crestas de la rompiente, desde las que húmeda nos salpica la espuma de la mar la frente. Viento en la cara, con el sabor del salitre palpitando en la boca y el respirar del aroma febril de la ahora violentada noche, coronada de algas.
Émile Verhaeren... otro paseante de ariscas playas.


Vietnam. Un soneto para terminar

Por: Rafael Alberti



Lo grito fuerte desde Roma: ¡Afuera!
Afuera esos fusiles y cañones
esos cohetes, esos aviones,
esa bandera extraña, esa bandera.

Afuera el que en la paz tan sólo espera
invadir por la paz otras naciones
y planta por la paz sus pabellones
pide por la paz la tierra entera.

Triste paz tan traída y tan llevada,
triste paloma tan apuñalada
que se puede morir tan de paloma.

Pido la única paz, la verdadera,
la paz de un solo rostro, antes que muera
¡Pido la paz! Lo grito desde Roma.




Este soneto fue escrito por Rafael Alberti en 1.965, dentro de lo que el denominó Poesía civil 1.931-1.965.
Pertenece a su obra El poeta en la calle y, desgraciadamente, su actual vigencia resulta innegable. Una vez más los poetas tendrán que salir a la calle, reclamando la verdadera Paz, enfrentándose como civilizados civiles a quienes, en su nombre, la mancillan y nos mancillan con sus fusiles y cañones.
Ayer cayó napalm sobre Vietnam, hoy tronará el dios de la guerra en Iraq... ¿Quién deberá llorar mañana, mientras arranca el polvo de las heridas de sus hijos?
Desde Bilbao no pido sino que ¡EXIJO LA PAZ!, así, con mayúsculas.


El armario de los esqueletos

Por: Pío Baroja



En el taller complicado
del anatómico experto
en disecaciones sabias
y en conservación de fetos,
en un armario profundo
con un ventanal estrecho
hay un viejo guardarropa
de unos tres a cuatro metros
que ocupan completamente
unos cuantos esqueletos
de mujeres y de hombres,
de jóvenes y de viejos.

Cuelgan estos armazones,
formados por blancos huesos,
de unos garfios que hay clavados
en la madera del techo;
unos parecen reír
con cierto mohín travieso,
otros tienen un empaque
de fatídicos espectros;
hay quien parece muy grave
y hay quien parece grotesco,
tipo de danza macabra,
como pintó el medievo.

Cuando la calle retiembla,
al cruzar con gran estruendo
esos camiones enormes,
que llevan terrible peso,
todo el guardarropa oculto
sufre un estremecimiento
que intranquiliza el cotarro
de aquel armario siniestro.

Hay esqueleto que mueve
las falanges de los dedos
y a quien le rechina el cráneo
con un lastimero acento.
Otro se siente jovial,
hay quien se siente flamenco,
y alguno se balancea
con un movimiento obsceno.

Parece que aún se distingue
sin las carnes ni el pellejo
al estúpido y al sabio,
al granuja y al zopenco,
y sin grasas y sin pieles,
sin bultos y sin trasero,
estos restos de homo sapiens
dan a la par risa y miedo.


Biografía

Por: Gabriel Celaya



No cojas la cuchara con la mano izquierda.
No pongas los codos en la mesa.
Dobla bien la servilleta.
Eso, para empezar.

Extraiga la raíz cuadrada de tres mil trescientos trece.
¿Dónde está Tanganika? ¿Qué año nació Cervantes?
Le pondré un cero en conducta si habla con su compañero.
Eso, para seguir.

¿Le parece a usted correcto que un ingeniero haga versos?
La cultura es un adorno y el negocio es el negocio.
Si sigues con esa chica, te cerraremos las puertas.
Eso, para vivir.

No seas tan loco. Sé educado. Sé correcto.
No bebas. No fumes. No tosas. No respires.
¡Ay sí, no respirar! Dar el no a todos los nos.
Y descansar: Morir.


Ikusten duzu goizean

Por: J. B. Elizanburu



(Con ligera adaptación)

Ikusten dezu goizean
argia asten danean,
menditxo baten gañean,
etxe txikitxo txuri bat,
lau aitz aundiren erdian,
txakur txuri bat atean,
iturriño bat aldean?
an bizi naiz ni pakean.

Naiz ez den gaztelua,
maite det nik sorlekua,
aiten aitek autatua.
Etxetik kanpo zait iduritzen
nonbait naizela galdua.
Nola an bainaiz sortua,
an utziko det mundua,
galtzen ez badet zentzua.

Ez da lurrean gizonik,
printzerik ez erregerik,
ni baño obeki denik.
Ba-det andrea, ba-det semea,
ba-det alaba ere nik.
Osasun ona batetik,
ondasun naiko bestetik...
Zer geyago bear det nik?

Goizean asiz lanean,
arratsa eldu denean,
nagusi naiz mayean.
Kristau bat ona det artu
nik emaztea artzean.
Ez du me-egunean
sartuko, uste gabean,
txingar ezurrik eltzean.

Etxean ditut nereak,
akuillu, aitzur, goldeak,
uztarri eta edeak.
Igazko ale ditut oraindik,
txoko guztiak beteak.
Nola igaro urteak
ematen badu besteak,
ez gaitu illen goseak.

Landako iru beyak,
esnez aunditu errapeak,
aratxe ta ergiak.
Bi idi aundi kopeta-txuri,
bizkar-beltz, adar-aundiak,
zikiro, bildots guriak,
auntzak eta ardiak...
Nereak dira guztiak!

Ez degu bear lurrean,
errez bizirik etxean,
utzi laguna gabean...
Jende bearrek ez dute jotzen
gure etxeko atean,
nun ez duten mayean,
otoruntz ordua danean,
lekua gure aldean.

Aritz Pagodi nere semea,
naiz oraiño gaztea,
da mutiko bat ernea.
Goizean goizik bazken erdira,
ba-darama artaldea.
Baitu bere egitea,
segituz nere bidea,
ez du galduko etxea.

Nere alaba Oihane Garazi
bere bederatzi urtekin,
ongi doa amarekin.
Begiak ditu, amak bezela,
zeru-zola bezain urdin.
Oraingo itxurarekin
uste det, denborarekin,
andre on bat dion egin.

Nere emazte Arantza
ez da andre bat aundia,
baña bai emazte garbia.
Muxu batentzat etxean ba-det
nik nai detan guztia.
Galdegiten det grazia,
detan bezela asia,
bukatzeko bizia.


Defensa de la alegría

Por: Mario Benedetti



a trini

Defender la alegría como una trinchera
defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas

defender la alegría como un principio
defenderla del pasmo y las pesadillas
de los neutrales y de los neutrones
de las dulces infamias
y los graves diagnósticos

defender la alegría como una bandera
defenderla del rayo y la melancolía
de los ingenuos y de los canallas
de la retórica y los paros cardiacos
de las endemias y las academias

defender la alegría como un destino
defenderla del fuego y de los bomberos
de los suicidas y los homicidas
de las vacaciones y del agobio
de la obligación de estar alegres

defender la alegría como una certeza
defenderla del óxido y la roña
de la famosa pátina del tiempo
del relente y del oportunismo
de los proxenetas de la risa

defender la alegría como un derecho
defenderla de dios y del invierno
de las mayúsculas y de la muerte
de los apellidos y las lástimas
del azar

y también de la alegría


Tenebris

Por: Angelina W. Grimke



Il y a un arbre, dans la journée,
Qui, la nuit,
A une ombre,
une main énorme et noire,
de doigts longs et noirs.
Jusqu'à la fin le sombre,
Contre la maison du Blanc,
Dans le petit vent,
la main noire pince et des courages
aux briques.
Les briques sont la couleur de sang et très petites.
Est-ce que c'est une main noire,
Ou est-ce que c'est une ombre ?


Tenebris

Por: Angelina W. Grimke



There is a tree, by day,
That, at night,
Has a shadow,
A hand huge and black,
With fingers long and black.
All through the dark,
Against the white man's house,
In the little wind,
The black hand plucks and plucks
At the bricks.
The bricks are the color of blood and very small.
Is it a black hand,
Or is it a shadow?


¿Qué me quiere, señor?

Por: Anónimo



-¿Qué me quiere, señor ? -Niña, hoderte.
-Dígalo más rodado. -Cabalgarte.
-Dígalo a lo cortés. -Quiero gozarte.
-Dígamelo a lo bobo. -Merecerte.

-¡Mal haya quien lo pide de esa suerte,
y tú hayas bien, que sabes declararte!
y luego ¿qué harás ? -Arremangarte,
y con la pija arrecha acometerte.

-Tú sí que gozarás mi paraíso.
-¿Qué paraíso ? Yo tu coño quiero,
para meterle dentro mi carajo.

-¡Qué rodado lo dices y qué liso!
-Calla, mi vida, calla, que me muero
por culear tiniéndote debajo.




Manuscrito Anónimo de hacia 1610.
[De Pierre Alzieu, Poesía erótica del Siglo de Oro, Crítica, Barcelona, 2000.]


La Cigarra y la Hormiga

Por: Félix María de Samaniego



Cantando la cigarra
pasó el verano entero
sin hacer provisiones
allá para el invierno;
los fríos la obligaron
a guardar el silencio
y a acogerse al abrigo
de su estrecho aposento.
Viose desproveída
del precioso sustento:
sin mosca, sin gusano,
sin trigo y sin centeno.
Habitaba la hormiga
allí tabique en medio,
y con mil expresiones
de atención y respeto
la dijo: «Doña hormiga,
pues que en vuestro granero
sobran las provisiones
para vuestro alimento,
prestad alguna cosa
con que viva este invierno
esta triste cigarra,
que, alegre en otro tiempo,
nunca conoció el daño,
nunca supo temerlo.
No dudéis en prestarme,
que fielmente prometo
pagaros con ganancias,
por el nombre que tengo».
La codiciosa hormiga
respondió con denuedo,
ocultando a la espalda
las llaves del granero:
«¡Yo prestar lo que gano
con un trabajo inmenso!
Dime, pues, holgazana,
¿qué has hecho en el buen tiempo?».
«Yo», dijo la cigarra,
«a todo pasajero
cantaba alegremente,
sin cesar ni un momento».
«¡Hola! ¿con que cantabas
cuando yo andaba al remo?
Pues ahora, que yo como,
baila, pese a tu cuerpo».


Friday, August 26, 2005

Por ti me masturbo

Por: Carlos Ernesto Sánchez



Poema XVII

Por ti me masturbo
Por tu nombre
que tiene recuerdo de otro hombre
que amé en mi vida

Tus manos
me recorren
con el aliento caliente
tras mi oreja.

Me masturbo
de noche y mañana
cuando estás en la cocina
y bebo de tu sexo
o en el beso
donde juegan las manos
impúdicas
salvajes
pornográficas
entonces nos animamos
en la masturbación de amor y calentura.

Cerrar los ojos
dejar en espera la palabra
un dibujo de ti distorsionado
es mi masturbación.

Rito silencioso
de ausencias y recuerdo.



Poema extraído del libro de Carlos Ernesto Sánchez: "TENGO UNA PENA CONTIGO, pienso en macho. Publicado en la editorial Cuarto Propio puede ser solicitado al propio autor a través de la dirección de correo electrónico csanchezm55@hotmail.com

Pienso en la Carmen

Por: Carlos Ernesto Sánchez



Poema VII

Pienso en la Carmen
con su departamento irrespirable
con perros
gatos
hambre, miseria
vecinas cuelgan de las ventanas
exhibiendo
tetas y pobreza

Y describir la pobreza no es poesía
es violarla
es no haber entendido que estas palabras
son furia
rebeldía

No quiero un papel de intelectual
sino la calle
mi pancarta
mis sueños.

La Carmen sigue en su balcón
con té y pan
sin hombre
sin dinero
sin trabajo (por vieja)
sin saber leer
sin el cuerpo perfecto
ni las cremas para arreglarlo.

Escribo
aferrado
a estas palabras
como si fueran el pase, signo mágico
para ir al cielo.



Poema extraído del libro de Carlos Ernesto Sánchez: "TENGO UNA PENA CONTIGO, pienso en macho. Publicado en la editorial Cuarto Propio puede ser solicitado al propio autor a través de la dirección de correo electrónico csanchezm55@hotmail.com


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